domingo, diciembre 23, 2007

Oops I did it again…

A veces siento que no aprenderé. En ocasiones me dejo llevar por los extremos.

El último mes y medio estuve sometida a una fuerte carga y presión laboral, además de la propia. Afortunadamente toda esta vorágine terminó y lo que seguía inmediatamente después era la celebración de clausura. Entonces nos concentramos en organizarla con Juegos! Sorpresas! Novedades!

El día fue una maravilla, mi equipo ganó todas las competencias, me coroné como la porrista oficial, me gané un microondas y todo el mundo la estaba pasando super bien.

Llevábamos chela de desayuno a las 10am, red bull a media mañana, pisco y vino en el almuerzo, obviamente las cajas de chela que nos ganamos y finalmente whisky. Para las 8pm todos estábamos más que empilados y decidimos seguirla por nuestra cuenta.

A mi me gusta la juerga, pero lo malo es que cuando la gente está un toque pasada de tragos, las cosas se empiezan a distorsionar y malinterpretar. Algo así me sucedió, otra vez.

Desde el principio del día un compañero de chamba, de un área con la que casi no tengo relación y, por ende, jamás veo; lanzó el comentario coquetón sobre mi atuendo del día. Bueno, era una mañana deportiva y llevaba mi ropa de gym. No suelo tener problema con las bromas, así que la dejé pasar. Además, las pocas veces que conversamos, bromeamos o nos emiliamos me cayó bien. Se trataba de solo un buen conocido de la chamba.

Al final de la noche y con toda la carga etílica que llevábamos encima, empezó a portase más coqueto. Lo cual a mi no me generaba mayor preocupación porque “bah! Está ebrio, pero igual es divertido” pensaba. Me causaban mucha gracia sus bromas y comentarios sobre el día en general. La estaba pasando bien.

Todos empezaron a volver a sus casas y salimos del bar. Vive cerca de mi casa por lo que decidimos salir a una avenida común donde yo tomaría mi taxi. Estábamos caminando hasta que … me besó, y luego de algunos besos me “invitó” a su depa.

Como decía, apenas y veo al chico, así que no tuve mucho tiempo de pensar jamás si era guapo o no, mucho menos si me gustaba. No me desagradaba y me caía bien; pero eso no justifica que una tenga ninguna historia de ningún tipo con alguien de la chamba. Eso NO se hace. Y a pesar de que todo pasó sin testigos, de hecho la propuesta del depa me pareció un exceso.

Lo peor es que no era la primera vez. Antes si tuve una historieta de algún tipo con un compañero de chamba, que afortunadamente ya no trabaja conmigo. Claro que aquella vez el tema fue mucho peor. Se sentaba a mi costado así que si había tenido tiempo de pensar que estaba muy bueno. Incluso hice mi mejor esfuerzo para que el episodio solo quedara en el recuerdo. Era una etapa sentimental complicada para ambos.

De hecho esta vez, no creo que haya mucho problema con el episodio en si mismo; pero no me siento muy orgullosa de que haya vuelto a suceder. Se supone que ya había aprendido. Chess!

sábado, diciembre 15, 2007

Los sueños ¿sueños son?

Hoy desperté con una rara sensación. Minutos después descubrí que a lo lejos recordaba uno de los sueños que me acompaño durante la noche.

Y me acordé de tí (no contaré los detalles de nuestra conversa onírica porque es demasiado mía, pero tampoco es algo que se preste a malos pensamientos)

No se si aún estoy perturbada porque siento la acusación de tu pensamiento o si mi subconsiente me jugó una mala pasada. Suele hacerlo con regularidad.

Es cierto que no me gusta que las personas estén molestas conmigo y que dependo mucho de la aprobación externa, pero soy muy sincera al decirte que de verdad me importa.

Me da mucha penita que ya no quieras contestar mis mensajitos de correo y de cell. Tampoco estoy para melodramas, ni para decir que se me cae el mundo o cosas por el estilo - no soy tan exagerada, no tanto-; sin embargo extraño tus respuestas "en joda" alucinando con mis rutinas de gym.

Otra cosa que me tiene inquieta es que cuando sueño con alguien prefiero cerciorarme de que todo esté bien en SU mundo, pero tengo miedo de volverme a acercar, porque podrías no responderme o contestarme mal. Por lo pronto no me podré quitar la preocupación, porque no tengo como quitármela de encima. Podré taparla, como muchas otras cosas, pero no me la podré quitar :S

Con tanto movimiento en nuestro universo común no se a ciencia cierta si nos volveremos a ver pronto. Tampoco se por qué sigues pensando todas aquellas cosas que piensas sobre mí. Me gustaría convencerte de lo contrario, pero de verdad no me corresponde. No hay mucho que pueda yo hacer.

Me había hecho ilusión con tu compañía. De hecho la pasaba bastante bien. Y tu distancia me genera una triste sensación que no recordé sino hasta hoy que mis sueños te trajeron a mi.

Y siempre me resistiré a la simplificación de que los sueños... sueños son.

martes, diciembre 11, 2007

Bajón en medio del stress

La temporada fuerte continúa, suponemos que la próxima semana bajará la marea.

De mis amigos no supe más como manada, vi a los que siempre veo y algunos se perdieron de vista. Eso me trajo a la mente la cantidad de gente que ha desaparecido de mi vida este año. La mayoría para bien, aunque el algunos casos la partida fue muchísimo (por lejos) más dolorosa.

Este podría ser bautizado como el año de las separaciones. Algunas familiares, otras laborales y las más importantes las personales. En todo este tiempo decidí no involucrarme más con varias personas que en otras épocas fueron más que fundamentales. Curiosamente, todos son hombres (o por lo menos nacieron varoncitos, jaja).

Pensaba en mis amigos de la universidad. Uno que no tuvo mejor idea que involucrarse con una de mis mejores amigas (a la cual por cuestiones laborales ya casi no veo) y portarse malazo. Encima confesarme todas sus “perradas” hablando de una fulana cualquiera sin saber que yo tenía toda la info de primera mano.

El otro de mis mejores amigos cuyo speech no varió en los últimos dos años. Sigue ensimismado en el recuerdo de un amor que solo le hizo daño y del cual no se despegan con el pretexto pésimo de “somos amigos”. No tengo nada en contra de la amistad de los ex, pero si te “calientan” con cierta periodicidad, eso no es amistad por ningún lado.

El otro mejor amigo que ahora me acusa de snob, elitista, segmentadora, posera, entre otros. Que dice que me quiere, pero en medio de todo el stress de sus responsabilidades, vuelve a tener los mismos comportamientos toscos que cuando lo conocí.

Obviamente, la rana, de quién pensé no me querría alejar jamás. Ahora que lo pienso, el problema no fue que se fuera, sino cómo se fue. Creo que eso es lo que me genera más repulsión hacia su imagen y su recuerdo. He tenido miles de reflexiones acerca de sus patologías, discursos, pasado, presente y futuro; y sinceramente ya no quiero saber más, por eso no busco.

De pronto pienso qué pasaría si me lo encontrara. No se si lo evitaría de la repulsión y la vergüenza (de haberme tragado su cuento – tan falso para mi como para él) o si respondería con mi sonrisota irónica mirándolo por encima del hombro (a él y a la comadre de turno). Ya no quiero pensar más.

Lo bueno es que los que se quedaron, se quedaron super fuerte, y son los que ahora me sostienen. Curiosamente, otra vez, todas son mujeres. Como si estuviera buscando refugio subconsciente en mi propio género. No lo sé. En realidad la mayoría (no te ofendas).

Igual continúo en la etapa del re-acomodo, resolviendo el futuro inmediato, en el que habrá que tomar más decisiones (otra vez). Soñando con el viaje y viendo a lo lejos “después del viaje qué”.



domingo, diciembre 02, 2007

Altos niveles de estrés

Los últimos días han sido particularmente estresantes. La razón: cantidades industriales de chamba. De hecho el año pasado por estas épocas también tenía carga fuerte (no tanto como ahora, pero de hecho se mantiene la proporción en el incremento) pero tenía como encontrar un espacio de relax. Esta vez no.

Esta vuelta a ser el centro de órbita de mi vida casi me habría llevado a una suerte de autismo paralelo en donde a pesar de socializar no socializo (de verdad) con todo el mundo.


Así, las últimas semanas se han regido por “Catársis quiere, entonces Catársis decide”. Mi engreimiento llego incluso a que me peleara con mi terapeuta que ya me empieza a estresar cuando habla de mi periodo de vulnerabilidad en el cual recién estoy sintiendo (un huevo de meses después!!!!!) el impacto de la pérdida.

Por Dios!!!! Osea, tengo mil y un problemas que resolver más, que haberme topado con el tipo equivocado y haberlo confundido con uno bueno. (Y esto ya no es engreimiento, es una cuestión de lógica).

Por otro lado, el exceso de chamba hizo que me sintiera un poco insegura con mi jefe. Estar con la cabeza en mil cosas, hace que magnifique los errores aunque no hayan sido generados por mí. Claro que, yo soy la responsable; ya ahora que me están reconociendo más y dando más campo de acción, entre otras cosas, siento que tengo que satisfacer las expectativas.

Finalmente, para poner la cereza del helado creo que he quedado como la peor de las amigas con el colega. En las últimas semanas, la cosa venia bien como patas. De pronto coincidimos y nos cruzamos en algún lugar común, conversas en el Messenger, uno que otro mensajito de texto, su correo electrónico de vez en cuanto; en líneas generales tranqui.
La semana pasada fue cumpleaños de dos chicos de nuestro grupo común: él y una amiga más. Un amigo de ella, que conocí poco tiempo antes, me propuso organizarle una fiesta sorpresa uno de estos sábados y accedí.

Envié el sacrosanto mail a la lista de mis colegas, solo que con un detalle distinto: puse a los destinatarios en copia oculta ¿Por qué? Pues porque quería evitar que me malearan la plaza, es decir que si uno no iba me podía desanimar a los demás (que es lo que estuvo ocurriendo durante el último año) y porque quería respuestas personales no de grupo.

De un tiempo a esta parte este grupo pretende moverse como una sinapsis: uno se mueve y todos los demás tienen que moverse, de lo contrario no hay proceso nervioso. Plop!

Incluí a los que generalmente les gusta bailar, porque me resultaba innecesario llenarle la bandeja a alguien con una invitación que no era de su interés y encima con las respuestas masivas de todo el grupo. Resultado: Obtuve 3 respuestas de 10. Ven a qué me refiero?

Los días de los cumpleaños si se envió los correos masivos de ley. Día uno: feliz cumple amiguita. Día dos: happy birthday coleguita. Y aquí se desató el chongo.

El día uno algunos colegas y otros amigos de la cumpleañera habíamos salido por unos drinks. Algo tranqui (llegué super tarde por cierto). Incluso desde allí, como buena amiga, envié el mensajito de ley al colega a las 12:01am que no estaba en la reunión.

El día dos el agradecimiento del cumpleañero incluyo la frase “lástima que nadie me avisó de los drinks de anoche por el cumpleaños de fulanita”.

Ploooooooooooooooooop!!!!!
Sentí el sablezaso atravesándome el cuello. Touché.

Uno de mis mejores amigos me acusó de haber ignorado al colega (porque la copia oculta se prestaba a la mala interpretación) y de preferir a un amigo sobre otro. Hice las aclaraciones del caso super directo pero con mucha elegancia. No era difícil imaginar que el colega también se hubiera confundido y creyera que los drinks de esa noche también los había organizado yo.

Por otro lado, también estaba acusando a la cumpleañera por no haberle pasado la voz. De hecho ellos tienen un roche muy de ellos que no viene al caso detallar y que no afecta para nada la relación que tengo con cada uno por separado. Como me decía mi padre cuando era niño “no debemos confundir las papas con camotes”. Creo que aprendí.

Prácticamente era una acusación pública “a quien corresponda” de su exclusión a la fiesta.

Yo respondí en privado una breve nota aclaratoria de “no organicé nada” que nunca respondió. Imagino que no me creyó. Pero el despelote vino luego, cuando fulanita le envió el mail de cuadre público más espectacular (y sensato) que he visto en mi vida. Digno de aplausos. Al cual me parecía no había nada que agregar, y mucho menos responder.

Pero no! Tres tenían que meter su cuchara y hablar de “la integración del grupo”, “evitar las peleas”, “solucionar los problemas en virtud de la amistad”, etc.

De hecho a mi no me gusta pelearme, tampoco que la gente se pelee; pero de ninguna manera me voy a meter en el rollo de dos y me molesta mucho que algún desubicado lo haga, así sea amigo mío. Mi silencio al respecto aún se mantiene.

Sin embargo si le envié un mensajito con “cómo estás?” esa misma noche. Otra vez no me respondieron.

Conclusión: Todo está hecho un despelote!!!!!

domingo, noviembre 25, 2007

Alistando maletas

Luego de algunos pendientes personales y laborales me encuentro planeando cómo recibiré el nuevo año. De hecho este me trató raro, me dio algunas cosas, luego me las quitó y en compensación me reforzó con muchas otras más.

Recuerdo que el año pasado estaba muy nerviosa por la dichosa celebración. Era una situación nueva en todo sentido. Gente completamente nueva, algunos agradables otros no tanto. Un ambiente al que le huí toda mi vida, pero en el que por puro afán decidí participar. Quería hacer bien las cosas y sabía que había que hacer una serie de “sacrificios” y/o “esfuerzos”.

Me dio mucha pena (hasta cólera) ver que alguien que me importaba mucho tampoco parecía muy integrado siendo aquel “su ambiente”, hasta me pareció que no era tan bien tratado. Y me pareció verlo meses después en otra oportunidad en una situación grupal similar. Quien sabe, tal vez pudo ser por mí, que no disimulé demasiado la postura de “eres mi objeto de estudio”.

No niego que me divertí, principalmente por la compañía que me motivó a tener aquella experiencia socio-antropológica; pero tal vez podríamos haberlo pasado mejor en otras circunstancias, tal vez no. En fin… podría equivocarme y a estas alturas no me corresponde opinar.

Sin embargo, mi superstición me lleva a crear un escenario propicio para que el nuevo año me vaya mejor. Entonces me voy a buscar el otro lado de la moneda en muchos aspectos, para empezar: me voy de viaje. Y a diferencia de otras épocas me vi envuelta en planes, reservas, negociaciones y acuerdos (porque encima me voy acompañada, jeje).

Cuando se lo comenté a mi hermano, su reacción inicial fue un estallido de risa: “oh no, te cogió el síndrome”. Según él, la mayoría de mujeres jóvenes de clase media (alta y baja) entre 25 y 30 años que trabajan, no tienen novio y no tienen hijos, se dedican a viajar. Según él, sería un catalizador afectivo cuando el “ir de compras” ya no es suficiente. Es decir, tienes amor y dinero para dar, entonces te lo das a tí misma en una ocasión especial. Le sugerí que publicara un blog para que le cayera encima toda la comunidad bloggera femenina nacional e internacional, jajaja.

Como ejemplos tomó a mi prima (29) que arrancó su racha de viajes hace un par de años, así recorrió sola buenos aires, santiago y sao paulo, y cada vez que puede se da un salto a alguna provincia; y a una de mis amigas (28) que de pronto anduvo en nueva york, miami y rio de janeiro con sus amigas de colegio y cada temporada de vacaciones toma su bus o su avión a algún destino nacional. Bueno, algún tipo de sustento se podría encontrar.

En lo personal, la idea de salir del país no me llamaba la atención. Los destinos extranjeros no están entre mis prioridades, incluso ahora que supuestamente empecé a vivir mi síndrome, jaja. Por cuestiones de chamba anduve en Arequipa, Puno, Cusco, Piura, Iquitos y Chiclayo, y allí se me metió el bichito de completar algunos puntos estratégicos en nuestro mapa nacional.

Mi terapeuta dice, sobre mi caso particular, que sería una forma de compensarme por la “pérdida”. Hace meses que no cambia de palabra, parece que hablara de un finadito. Claro, allí no solo habla de los viajes, sino también de los cursos, el trabajo, el deporte y de la serie de variadas actividades en las que me he metido (en algunas con más éxito que en otras, jeje).

Últimamente sus frases incluyeron también al “reemplazo” y la “pena”, ahora que me contaron mi ex – novio tiene nueva novia (Lima es un monótono pañuelo). Si si la bruja. Por primera vez en la vida haber tenido razón no me resulta para nada satisfactorio. Me superaron jodido.

Como le decía a una amiga, ese partido yo ya lo había perdido, pero la obvia premonición solo ratifica la validez de todas y cada una de mis acciones para con él; y sobretodo de mi error ¿en qué estaba pensando cuando confiaba en ese muchacho? Definitivamente no estaba pensando, más bien estaba sintiendo. Bueh! Soy un ser humano y tengo todo el derecho de sentir lo que me toque ¿no?

Como sea, mi destino, nacional obviamente, no será revelado por el momento; pero me ha tenido bastante ocupada los últimos días. Ando pensando y planeando demasiadas locuras, muy divertidas todas, que espero también me ayuden a viajar por fin a ese universo mental donde él, su recuerdo y la decepción que significó su paso por mi vida, no existen.

viernes, noviembre 16, 2007

Para combatir la flojera del fin de semana

Por alguna extraña razón (el gran jefe está de viaje) hoy tenemos acceso a los blog, así que aprovecharé para compartir algunas líneas. Sobretodo porque no tengo el más mínimo ánimo para corregir el próximo informe. Espero no herir ninguna susceptibilidad

Historia de derrieres 1
Luego de bajar un par de kilos, Catársis está subiendo las escaleras delante de una amiga que le dice:
"¡Qué mostro te queda tu jean! ¿es nuevo?"

Catársis responde con desenfado:
"No querida, el poto es nuevo"


Historia de derrieres 2
Catársis y la misma amiga están llegando a la oficina y se cruzan con un operario de la companía.
Al llegar a la puerta, una secretaria le dice a Catársis:
"¡Que faltoso ese tipo!"
Catarsis pregunta por qué y le responden: "!No has visto cómo volteó para mirarte el culo!"
Catarsis la mira extrañada y pregunta "¿Cuál?"

Buen fin de semana...

sábado, noviembre 10, 2007

No te cases amor, no te vayas de aquí


Esta semana ha sido de lo más extraña, podríamos bautizarla como la semana de los ex-s.

Empecé celebrando mis 10 años de no novia con el amor de mi vida que ahora es mi pata del alma. Tan notable fecha merecía la excepción al propósito de nuestra amistad a distancia. Fue divertidísimo. Sobretodo cuando en medio de la conversación aparecían todas las figuras sobre las que había escrito el día anterior y no publiqué sino hasta la noche.

Lamentablemente, la felicidad se vio empañada por la novia de mi pata que no tuvo mejor idea que enviarme un mensaje de texto culpándome de una pelea que había tenido con él (que no tenía nada que ver con nuestra salida excepcional). Osea Juat?

Mi paciencia llegó a su límite. Y la siempre comprensiva Catársis la puso en su sitio. Claro que el propósito de la distancia sigue en pie. Una cosa no tiene nada que ver con la otra.

Esa misma noche, mi teléfono, otra vez mi teléfono, sonó a la 1am. Era la rana. No dijo nada. Para ser precisa, colgó antes que yo pudiera contestar.
  • Vi la llamada perdida y le envié un mensaje: “Pasa algo? Me despertaste”
  • A lo que respondió “No nada. Sorry, al colgar una llamada marqué por error tu número”
    El pobre me encontró en mi racha de “repartiendo ubicaína” además de “insomnio intenso”, lo que me produjo tamaña cólera al haberme despertado que respondí
  • “Ok. Bye. En adelante ten más cuidado. No puedo volver a dormir.”

Francamente, hubiera sido conveniente que aunque sea dijera “me duele la barriga” para sentir que estas tres horas de sueño perdido hubieran valido la pena. Tal vez debí sugerirle que usara mi método para evitar ese tipo de accidentes: borrar su número de mis contactos de cell. En fin.


Pero lo que coronó mi semana y me produjo una serie de reflexiones (cuando pude recuperarme de la impresión) fue la noticia del chico que me regaló el mejor 14 de febrero de mi vida.


Catarsis creo su perfil en otra de estas páginas sociales e importó sus contactos de gmail y hotmail. El correo del jovencito en cuestión estaba en la lista. Lo invité y me aceptó. Entré a ver su perfil y en status decía ENGAGED!!!!!!


¿Matrimonio? ¿El?
Repito ¿Matrimonio? ¿El?
Casi me desmayo.


Son dos palabras que no hubiera asociado a su comportamiento. Por un lado me sorprendía que el menos comprometido de mis novios, se haya comprometido. No sé si en algún sentido me afectó que no lo hubiera asumido conmigo. Aunque la idea de matrimonio no solía rondar mi cabeza entonces, la de convivencia si; pero igual ninguna de ellas las hubiera llevado a cabo con él; a pesar de que ha sido el novio que más embobada me tenía. El no lo sabía, de hecho ahora no me lo cree, pero si en aquella época me pedía adecuadamente cualquier cosa, podía convertirme en su títere.


Es más, mi cerebro podía aceptar que tuviera novia, hace un par de años ya. Incluso en algún momento lo asesoré cuando quiso regalarle flores. (Catársis adora las flores, y le parece lo máximo que los novios le regalen flores a las novias y viceversa). Podía aceptar que conviviera con ella, pero ¿matrimonio?


Es gracioso, pero una parte de mi no quería que se case. En el colmo de mi shock le hice una escena virtual de celos (devolviéndole las que me hizo alguna vez cuando se enteró que estaba con novio). Empecé con mensajes al cell, al correo y luego en chat. El solo atinó a mandarme besos. Como lo odié!!! (supongo le enternecía que por primera vez en la vida, manifestara algún tipo de vulnerabilidad frente a sus acciones).


Claro que el berrinche de “no te cases”, estaba completamente disociado de un “cásate conmigo”; por lo que desistí pronto. Cómo lo iba a desembarcar de un proyecto si no tenía nada que ofrecer? Además, yo no soy de escenas de celos. De hecho, esta es la segunda de mi vida.


En el fondo, creo que todo el acto fue una manifestación egoísta de perder a uno de los íconos de mi soltería, y de mi vida romántica por supuesto. Al sentir que ya se estaba yendo de mi universo me creí con derecho de reclamar, porque su recuerdo es mío (la más posesiva, jajaja).


Igual, el berrinche terminó con risas de ambos lados. Ahora estoy buscando vestido y… acompañante. No creo que pueda pasar tan bochornoso episodio sin compañía de confianza.
Ploooooooop!

lunes, noviembre 05, 2007

Soundtrack de una historia (un comercial)

Antes que nada, pido permiso al señor Calamaro para que me deje atravesar el tiempo.
Ahi vamos!

Cuando te conocí andábamos sin documentos. Tú usabas esos lentes redondos y yo aún salía con el último que me había abandonado. Recuerdo que te gustaban mis cuadernos de Estudios Generales.


Un día, hace diez años, te levantaste temprano, como nunca en la universidad, te miraste al espejo y dijiste: hoy es el día. Era un miércoles (mi día favorito) y caía 5, tu número favorito, tu número de la suerte. Yo creí que estabas Loco,cuando me hiciste elegir entre El marinero y el capitán. Y aunque pensaste que estabas en un barco donde manda marinero. Elegí quedarme contigo: El primer comandante de mi parte de adelante.

Así empezó una historia para no olvidar. Conocí el amor, ese amor adolescente que, como ya es evidente, marcó muchas cosas en mi vida. Contigo aprendí que existían nuevas y mejores emociones, a conocer un mundo nuevo de ilusiones, conocí la convivencia, los momentos felices, las peleas, las reconciliaciones, la paciencia; y aunque te dije que por ti no iba a cambiar, que iba a seguir siendo igual, dos años después ya tomabas todas las decisiones.

Palabras más, palabras menos esos tres años y medio juntos me dejaron muchos detalles: un gráfico de vidas paralelas, decenas de tarjetas de cumple-semanas (la 5, la 25, la 55), un besopopótamo, mi primera investigación de mercados de un servicio que nos sería luego de mucha utilidad ;), mis primeros “te amo”, la caminata de una avenida completa y un contrato implícito. Muchos sueños que construimos y que ahora forman parte de uno de los recuerdos que más atesoro en la tierra.

Pero no todo fue un lecho de rosas. Recuerdo que me convertía en una Penélope de domingos, feriados y fiestas de guardar. Y tuve que compartirte con Maradona, el River, el Racing; pero a cambio aprendí, como en mis mejores épocas escolares, todas las camisetas que aparecían en aquel Francia 98. Ahora tengo más claro que el amor de tu vida es la estrella celeste y en virtud de la ocasión hoy mi corazón se pondrá la camiseta.

Tú también pusiste mucho de tu parte. Aún recuerdo aquella película cursilona de un tipo gritando desde el extremo de un barco “quién es el más huevón” que vimos en aquel cine de una sola sala que ahora tiene más de cuatro pisos y aún no consigue la mirada del angel, que casi vigiló toda nuestra historia. Además, aceptaste entrar en una familia acostumbrada a la comida china con la que al principio tenías recelo y que luego te adoptó como su hijo predilecto.

En algún momento protagonizamos tal vez una dulce condena, entonces me convertí en tu enfermedad. Luego, cuando te fuiste quedé flaca y empecé una serie de crímenes perfectos. Además te debo una disculpa, por diez canciones que, tonta yo, no entendí en su momento. Y por todo lo demás también.

No eres, ni serás el novio del olvido por más que esta alta suciedad crea que no podemos ser amigos de verdad.

En resumen, estoy tratando de decirte que aunque nos seguimos debiendo todavía una canción de amor (y que no se ofendan los bee gees), a falta de una las tenemos todas.

Te quiero igual, pero diferente.

Tu nena linda :)

P.D.: El post de hoy pretendió ser un comercial pero en realidad cuenta con todo el material para ser un documental. Hoy todas mis “historias” le ceden el paso a la más importante de mi primer cuarto de siglo.


sábado, octubre 27, 2007

Claro que se perder... pero me dejaste helada

En los últimos días no hubo mucha comunicación con el colega. Por un lado, estalló una ola intensa de chamba que suponemos terminará a mediados de diciembre; y por el otro, tampoco quería acosarlo.

En paralelo, mis salidas se redujeron considerablemente debido a que estoy cuidando mi (alicaído) estado físico. Entonces he pasado fines de semana casi enteros en casa (sin contar el del censo) que me han permitido descansar lo suficiente, pero también me han llenado de aburrimiento.Y ¿qué pasa cuando uno no tiene muchas cosas qué hacer? Piensa (y a veces, generalmente, se atormenta).

Afortunadamente, el nivel de endorfinas generado por la cantidad de ejercicio que estoy haciendo, equilibra un poco mis estados emocionales. Así que estuve más o menos preparada cuando me cayó el baldazo de agua fría (que supongo también les caerá a ustedes cuando se enteren) que me tenía preparado el destino.

Estaba en casa, el domingo después de la salida almorzando con mi familia. Había venido mi prima favorita de visita, quién estuvo fuera del país casi un mes, y estábamos poniéndonos al día respecto a nuestras vidas. Le estaba comentando, obviamente los últimos acontecimientos con el colega y claro le empecé a mostrar las fotos del almuercito de reencuentro.

Por esas casualidades del destino, uno de mis hermanos entra a la habitación y casi de pasada logra ver una de las fotos en la pantalla (era una en la que aparecíamos los cinco en el restaurante, antes de ir a la casa del colega) y se produce la siguiente conversa:

Hermano: Ah! Justo ayer vi a tu pata por el parque Kennedy. Estaba con su enamorada.
Cándida Catársis (por no decir cojuda): A cual de los dos? (habían dos chicos en la foto)
Hermano: A ese (señalando al colega)
Catársis (incrédula): Estas seguro?
Hermano: Claro, el es el que nos acompañó al estreno de la ópera prima de la hermana de una de tus mejores amigas.
- No quedaba duda, lo recordaba con claridad.

- A Catársis casi se le desfigura el rostro.
- La prima miraba atónita el cuadro. Ella también asistió a la dichosa opera prima.

Catársis (tratando de lucir incólume): Ah si? Su enamorada? No sabía que tuviera enamorada.
Hermano (con la tranquilidad que produce la ignoracia): Pues bueno parecía, estaban caminando por Diagonal con dos chicos más y el la tenía abrazada de la cintura.
Catársis (aplicando preguntas filtro): Pero… los viste agarrando o sólo la tenía abrazada? (igual me parecía raro que abrazara en la calle con tanta naturalidad a alguien – el chico solía ser poco efusivo)
Hermano: Bueno, no los vi agarrando
Catársis (con algo de morbo): Te vio?
Hermano: Si, pero no me reconoció (no era sorpresa, ya que la ópera prima se estrenó hace casi año y medio, el muchacho no tiene memoria de rostros, y tampoco frecuentó mucho a mi hermano)
Catársis (haciéndose la indiferente y mirando a la prima con los ojos más abiertos que nunca): Ah manya!
El hermano salió del cuarto sin imaginar el despelote que se había generado.

Quedé en shock. O sea, yo pensaba que el muchacho se había ofendido (y me azotaba en el camino), creía que le costaba comportarse de una manera más cariñosa, que estaba palteado porque nos conocemos hace mucho tiempo y frecuentamos al mismo grupo desde entonces, y bla, bla, bla. Pamplinas!!!

El chico tranquilito, me había “almorzado” en mis narices, y estaba jugando con doble carta. Bueno, pensé, menos mal me enteré ahora y no cuando hubiera daños (reales) que lamentar.

Pero igual seguía con la duda. La abrazada podía ser su novia, su amiga, su amiguita, su agarre, o su gileo de aquel día. En los últimos casos, no tenía porqué ofenderme. Finalmente, ninguno se había comprometido con el otro; aunque si sentía que existía, o hubiera querido que existiera, una “carta de intención”.

Mi primera decisión fue abortar la misión “colega”, pero antes necesitaba saber (por inseguridad y morbo). Entonces me dediqué a pensar cómo se lo podía preguntar. Quería obtener la info, sin que suene a reclamo, a pelea, a comadre desubicada, y hasta con un tono de amistad (no tenía, ni tengo la intención de renunciar por lo menos a un trato amable en nuestras salidas grupales). Entonces escribí ese domingo:
Yo (por mensaje de texto): Ampay! Con quién andabas anoche abrazadito por el parque kennedy? Manya… Q guardadito te lo tenías ;)

Pasé toda la tarde a la expectativa de una respuesta. Anochecía y no respondía. Cabrón… pensé.
Al día siguiente, entré a mi gmail y salí al toque (porque en el trabajo me registran el tiempo de conexión a páginas web, plop!). Lo pude ver conectado, pero tampoco me atrevía a decir nada más. A las dos horas vuelvo a entrar y tenía el siguiente mensaje en mi bandeja.
El colega (por chat): jajaja, no la tenia guardada, apareció de repente. Consecuencias que le dan alegría a la vida, te invitan a ver el partido y salimos todos abrazados, unos mas que otros por supuesto, besos. bye bye

Estallé en carcajadas. Me pareció una respuesta cool. No lo negó, y me encantó que no lo hiciera. Me pareció sincero. Y aunque no terminé de entender a cabalidad lo que dijo (a mí me pareció un chote, a una amiga no tanto, otra estaba completamente indiganda, y literalmente no dice nada), y algunos crean que tengo serias enfermedades mentales, me tranquilizó mucho su respuesta.

Me dejó buena vibra. Sabía que la próxima vez que lo viera todo estaría en buenos términos. Claro que no voy a negar que ya me había hecho un poquito de ilusión, pero como dice la canción “claro que se perder, no será la primera vez…”

Entonces respondí:
Yo (por correo): vale!!! cuídeseme. bye, bye

sábado, octubre 20, 2007

Segunda cita: ahora la peliculita es en el cine

Luego de aquel primer beso (debo confesar que me siento demasiado fresa refiriéndome así a tal episodio), la conjunción de los astros hizo que nos volviéramos a ver. Nuevamente un asunto de coincidencias.

Tenía una entrada doble para el avant premiere de “Trust the man” (Lo tradujeron como parejas). Gané las entradas semanas antes, el día que fui a “celebrar” mi inexistente aniversario con la rana viendo “Licencia para casarse”. Recuerdo que cuando vimos el reel, tuvo el descaro de preguntar “¿entonces nosotros tenemos que llevar ese curso?”. Fue la última vez que fuimos al cine. Pero ese es otro tema. (sorry, soy toda una masoquista – es inevitable). Bueno, el asunto es que tenía las entradas desde semanas antes. Sigamos.

Cuando me las gané, quedé con una amiga para que me acompañe. Hablé con ella el día anterior y me dijo que no podría ir. Entonces empecé a buscar opciones, antes de animarme por ir sola. Pensé en alguna de las chicas de la oficina, pero nadie había escuchado sobre la película y tenían cosas qué hacer. Sólo una de ellas, con la que tengo más confianza, me dijo que había visto los avances y que le parecía mostra, pero tampoco podía. Los amigos en los que pensé (entre ellos mi causita) tienen novias celosas, pensé en mi otro mejor amigo , pero la última vez que nos vimos seguía con la actitud algo complicada y preferí que esta vez no.

Obviamente, quería evitar llamar al colega. Después de esas peliculitas en su casa y de mi nefasto comportamiento. Osea, la hice malaza y corría el riesgo de que se hubiera ofendido. No tenía muy claro como estaba el asunto. Entonces, invitarlo al cine era como “chuntarla” o quedar descartada completamente con esa cuestión. Me moría de nervios.

Además, era una comedia romántica ¿cómo le iba a decir que me acompañe a ver una película romántica? Me parecía pésimo.

Pero uno siempre tiene 15 minutos de coraje y/o estupidez. Decidí arriesgarme. Finalmente, así sabría más rápido cómo era la nuez. Mandé un correo, como quien no quiere la cosa. El intermedio total. Super buena onda, explicándole cómo había obtenido las entradas, en el papel de la pobre niña que no tiene quien la acompañe, animándolo con la trama de la pela, y claro con su despedida coquetona sobre un mensaje de texto que me había enviado. Nuevamente, ni tan tan, ni muy muy.

Respondió a los cinco minutos. Uffff…. Por lo menos no me quiere aventar de un puente. Eso es bastante. Aceptó, escueto, pero aceptó. Es un chico de pocas palabras. Vale!

Nos encontramos en el cine. Llegó el momento del saludo. ¿lo beso o no lo beso? Qué stress! Ya pues, si estaba en una situación así ¿había que hacerlo bien, no? Lo besé. Me besó. Mientras hacíamos la cola estábamos conversando de nuestro día en el trabajo, algo del almuerzo de reencuentro y huevadas (qué divertido es hablar huevadas, no creen?). Entramos y fue uno de los niños más buenos con el que he ido al cine jamás. Hasta me atrevería a decir que estaba nervioso. Nos cogimos de la mano casi al final, con estos floros del aire acondicionado.

Al terminar la peli, la cosa fue mejorando. Ya se le notaba más relajado y hasta me abrazaba con toda confianza. Eso me tranquilizó. Ok, no me quiere aventar por la ventana, me acompaño al cine y por lo menos podemos caminar en buena onda. Caminamos por horas. Hace tiempo que no caminaba acompañada. Estuvo cool. Hablando de un montón de cosas.

El colega resultaba ser una caja de sorpresas, bastante agradables debo decir. Se hizo tarde, me dejó en la puerta de mi casa. Nos despedimos con el típico “hablamos” y se fue.

Al entrar a mi casa, no sabía que pensar. Me sentía aliviada por un lado, pero lo seguía sintiendo distante. Entonces pensé que tal vez se había sentido comprometido con mi invitación y que estuvo tratando de hacerme sentir bien. Mmmm… yo no necesitaba eso, no si no era cierto. Hubiera preferido que sea completamente franco. Pero tampoco era el momento para hablar tan claro. Recién estaba observando y decidí esperar más, a ver cómo se seguían dando las cosas… después de todo, es un asunto delicado.

martes, octubre 16, 2007

Debí tomar un vino, quizá alguna cerveza…

Luego de un mes, las intenciones de los gavilanes se fueron perfilando mejor.

El asunto pendiente, sí, sí, el de la terapia cumplió su ciclo y no supe más de él, aunque a veces lo veo conectado en el msm. Yo no tengo mucho qué decir. Así que allí nomás.

El ex a simple vista solo quiere pasarla bien, aunque hay detallitos que a veces los salvan de la categoría “amiguito” para convertirlo en “pata”. No lo siento definido aún, en ese sentido. Por eso estuve a punto de pedirle disculpas porque en algún momento sentí que lo usaba como paño de lágrimas y él se dejaba cual abnegado mártir. Pero cuando tuvo el descaro de ofrecerme “masajitos” una noche de sábado. Stop! Ya sabía por donde iba el asunto y francamente, no ando de humor para mr.right now.

El chico de la carrera nike dejó en claro que su interés era el deporte y, por supuesto, tener una acompañante para sus múltiples compromisos. La prueba imbatible fue cuando empezó a llamarme por mi apellido (y me sentí tan aliviada que casi me cuelgo de su cuello).

Tons ¿Quién quedaba por descartar? El colega, el chico del vino, aquel que me parecía una buena opción para compartir mi tiempo en serio, bonito.

Luego del episodio del vino no hubo una sola llamada, un solo correo, ni nada; así que yo estaba relax. Ya no quedan “pendientes” pensaba. Pero no reparé en la proximidad del cumple de un chico del grupo, que podía ser una posibilidad de reencuentro, claro que de la misma naturaleza de siempre: léase tranqui.

Entonces el cumpleañero: mi mejor pata, mi brother, mi causita, me pidió que le organizara el almuercito. Reservaciones aquí, confirmaciones allá, llamando, emiliando y enviando mensajes de texto a la gentita (colega incluído). El almuercito de reencuentro quedó regio y al final apareció la típica ¿dónde la seguimos? Entonces decidimos ir a su casa.

Por alguna razón, hice gala de una serie de detallitos coquetones, y el respondió con bromitas en doble sentido delante de todos en la mesa. Yo, como siempre, lo tomé super natural. Total, broma es broma. Estamos con la gente de la facultad. Nosotros nos tratamos así. No hay nada de qué preocuparse, esto (ni siquiera mi jueguito) no significa nada.

Por otro lado, este chico es el más serio del grupo. Jamás diría nada que lo comprometiera en frente de todos y si este muchacho hace algo es porque estaba pasando algo más.

Fuimos a su casa, a secarnos el twelve pack de Brahmas. De pronto “hay que ver una película”. Ok. Pusimos “Los otros” y aprovechamos los cojines, la oscuridad y la trama para ponernos cómodos. Mi brother apachurraba a mi amiga del alma y el colega me apachurraba a mi (y teníamos a la gata encima).
Se acabó la película y mis patas empezaron a alistarse para irse. Yo no estaba muy segura de irme. Era temprano y mi otra opción era no hacer nada en casa.

En medio de la duda me metí al baño y cuando salí, los alcahuetazos ya me habían dejado. Entonces vino la nueva propuesta “otra peliculita?”. Ok. Vimos “Vanilla Sky”. La situación no varió mucho. Yo apachurrada y con la gata encima (adoro a la gata). Hasta que terminó la película.

De pronto, un movimiento re-estratégico. Ya estaba entre la espada y la pared (rayos! a mi siempre me pasan estas cosas, pensé). Entonces me besó. De hecho yo ya había pensado en la posibilidad (proyectada al 3%, pero posibilidad). Lo besé. No pierdo nada dándome chance, me dije. Y no pensando en la opción de una potencial relación “bisagra” como alguna amiga mía sugirió. Quería hacerlo en serio, con buena intención.

Fue una situación extraña. Si bien, alguna vez, hace algunos años, ya había pensado en él con un ¿por qué no?; estar en la cancha jugando el partido “abruma a cualquiera”. Entonces empezó a hablar (oh! margot!) del día del vino, de las salidas anteriores, de él, de mí. Yo seguía abrumada. Despues de todo, mis reflexiones anteriores no habían cambiado mucho, salvo por una cuestión de actitud (ahora sentía que podía intentarlo).

Hablé algo, pero creo que no dije mucho. Ni tan tan, ni muy muy. Ni siquiera yo habría entendido lo que dije si hubiera estado del otro lado.

Volví a mi casa a las 12 en punto, cual cenicienta. Mi mal-pensamiento decía “Bueno, un agarre entre patas... a veces pasa” y luego aparecía mi conciencia diciendo “¿Y si no?” Mi principal preocupación era no arrastrarlo con mi indecisión.

Concilié el sueño con dificultad, pero dormí tranquila.

sábado, octubre 13, 2007

Guardad celosamente el secreto


Las últimas dos semanas han girado mucho en relación a quién soy. Lo cual comprendo, porque comparto el morbo (y no tengo miedo de decirlo) de todos los que tenemos un blog y/o leemos los de otros.

Desde el principio tomé el anonimato como opción, porque considero que lo importante aquí no es quién soy, sino qué digo. Eso es lo que define mi identidad en el mundo blogger.

Tal vez algunos podrían pensar que es porque no tengo el valor o la honestidad de decirle a la gente lo que le quiero decir. A lo cual solo puedo contestar con dos argumentos: hay cosas que no son necesario decir (porque no aportan nada a ninguna relación y pueden ser leídas a través de otras señales) y que cuando uno quiere decir algo no sólo es importante el fondo, sino la forma.

No creo ser hipócrita (tal vez aquí también entra esa cuestión de los matices). Por ello, es muy probable que la mayoría de cosas que he escrito hayan sido comunicadas a sus destinatarios / implicados reales, aunque con otros términos. Estoy convencida de que cuando uno tiene algo que decir, suele pensar a quién se lo dice para saber cómo. Tal vez es una herencia profesional. Aunque a algunos les podría sonar paradójico: Soy comunicadora, de las publicitarias. Tal vez eso ayude un poco a entender algunas cosas.

Prueba de que no es temor o cobardía, es que hay amigos de mi círculo real (no virtual) que conocen sobre la existencia de este blog y asumieron la responsabilidad de su conocimiento con dos condiciones básicas:
1.- La indispensable confidencialidad del asunto, que se convierte en ítem de conocimiento exclusivo; y
2.- El compromiso de expresar libremente su opinión en este espacio (o decírmela directamente); así como la búsqueda de explicaciones cuando algo no les quede claro antes de malinterpretar mis opiniones o mis sentimientos.

Agradezco a todos aquellos quienes cumplieron con este compromiso, sin embargo no puedo dejar de mencionar mi decepción última al conocer que uno de ellos faltó a la primera condición. Sé que nuestra relación en los últimos meses no fue buena. Sé que se estaba desmejorando en demasía. Pero ese último detalle terminó de matar por completo el último pedacito de estima salvada por el buen recuerdo que podía tener de esta persona, digo de esta rana. Ni modo, parece que esta vez me tocó aprender a golpes. Tarea cumplida!

Por otro lado, debo reconocer que me he acercado a muchos de ustedes, que tienen a bien invertir algunos minutos leyendo este blog-cete, y de verdad les agradezco los comentarios, las palabras de aliento, las opiniones en contra, las nuevas formas de ver las cosas que me han dado, los espacios de discusión que han generado, entre otros.

Estoy descubriendo las ventajas de la amistad virtual, a la que debo confesar aún le tengo ciertas reservas (por eso no suelo asistir a sus reunas, almuerzos, karaokes y demás, porque también comprometen mi identidad). Tal vez me falte procesar un poco más la idea para llegar a ello, espero comprendan. No es cuestión de hacerse la especial como diría alguno, sino una cuestión de propia personalidad, que no tiene nada que ver con mis amigos “virtuales”.

Parte de mi descubrimiento de su amistad es ver cómo sin conocerme física / realmente asumieron implícitamente los condiciones básicos frente al conocimiento de la existencia de este espacio, de la misma manera que mis mejores amigos “reales”.

Entonces, ahora no me queda más que hacerlos cómplices explícitos de este pequeño, pero significativo espacio (para mí por lo menos). ¿aceptan?

domingo, octubre 07, 2007

Cantando el Jai Jai Jipi, Jipi Jai (otro mensaje)

Amor de mis amores, vida mía:

La mejor manera de agradecer todo lo bueno que has hecho por mi, no podría ser menos que comportarme a la altura. A pesar de que tu presencia en mi vida el último año ha sido más que reconfortante, me veo en la obligación de tomar distancia.

En medio de todo el jaleo de los últimos tiempos, no reparamos demasiado en que alguien (muy importante) resultaba notoriamente incómoda con nuestra amistad. Mientras anduve acompañada era difícil, pero ahora me he convertido en una suerte de “peligro latente” y no puedo más que hacerme a un lado. No porque ser amigos sea “malo” o “no-conveniente”; sino porque la novia siempre tiene la razón y punto.

Sabes que mi posición frente a algunas cosas se ha modificado un poco. Por ello, siento y quiero ser coherente con todo eso. Se que no estás tan de acuerdo. Que regir tus acciones en torno a lo que llamas “caprichos” de otra persona es algo que consideras no se debe hacer. Pero yo te digo que sí.

Yo sé lo que ella siente. Ella te quiere, ella confía en ti y aunque yo haya intentado explicárselo y probárselo, aún le resulta dificil pensar que solo somos amigos y sigue pensando en mí como en una “bitchita”. Y con todo cariño te digo: La culpa es tuya! Porque tienes que entenderla, quererla y respetarla, mucho más de lo que ya lo haces, y buscar con paciencia la manera de que lo entienda.

Nuestra amistad no tiene nada que ocultar. Es la más sincera que tengo. De lo contrario no se habría podido mantener, a pesar de todo, por tantos años. Como diría Jerry Rivera (que por ahora también detesto, pero no deja de tener razón para este caso particular) “no cabe el odio entre dos amigos que un día fueron novios”.

Pero a ella le jode y está en todo su derecho. Y si tú no piensas darle el lado que le corresponde, yo si lo voy a hacer. Debemos respetar su proceso. Y en el peor de los casos, retomar nuestra cercanía cuando yo tenga nuevo novio o por lo menos “date” a la vista. (Pondré todo de mi parte para que no pase taaaaanto tiempo, jajaja, pero yo también tengo que terminar mi proceso).

Finalmente, el “sacrificio” no es tanto y te aseguro vale la pena. Vas a conseguir solidificar una relación que te hace feliz, que quieres y valoras. Ergo, vas a ser más feliz.

Ya quedó comprobado que vamos a ser patas hasta que tengamos nietos. Así que no te preocupes por eso. También sabes que voy a estar bien (generalmente tú lo sabes mejor que yo). Así que “no es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós”

Un abrazo enorme.
Sé muy feliz ¿ok?

Catártica

P.D.: El título que parece el estribillo de un vals para un amor ingrato, pero en esta ocasión es la mejor manera de dirigirme a un gran muchacho.

miércoles, octubre 03, 2007

Sí, para ti: AMIGO

Lo que viene a continuación es un ejemplo de un nuevo síndrome de amistad que está corriendo entre las ranas. Y ahora hablo de una categoría. Tal vez Mu, Darling y la Girasol se podrán identificar un poco con esta historia, cortesía de una querida catártica que me autorizó la publicación.

Ahora que las aguas están calmas puedo compartir mucho más, con mucho menos hígado. Pero hace un mes, el correo que adjunto pudo haber sido escrito sin ningún problema por mí y por la rana.

EL dice: (pero nunca cumple)
Espero que con el tiempo entiendas que a pesar de que lo nuestro no funcionó también fuimos y somos amigos. Prometo no volverte a escribir, a menos que tú lo hagas, sólo cuando sienta que tengo algo que decir al respecto.

Espero que estés bien, con todos tus proyectos y que tengas un lindo día y un buen fin de semana

Ella lo cuadra: (y lo ubica)
Me mantienes atada a ti y a un sentimiento que no correspondes y eso no es sano. Me afecta mucho más a mí que a ti.

Quizás tú estás triste por perder una amiga. En mi caso perdí muchas más cosas y necesito salir de todo esto, volver a sentirme bien conmigo misma primero y recuperar esa paz que ahora no tengo.Ya no soy esa mitad, que tú insistes en ver en mi. Nunca lo fui, como te dije... más allá de mi amor por ti, no pude y hasta ahora no he podido ser tu amiga y espero que lo entiendas.

Me siento vacía por dentro para darte amistad. Y tu constante presencia solo hace que ese vacío se sienta más grande, y lo sabes. Y es egoísta de tu parte querer forzar a una persona a que te quiera de la manera que a ti más te conviene pasando por encima los sentimientos que tiene por ti. Solo estáspensando en ti una vez más.

Me duele alejarme de ti, y me duele sentirte lejos, pero cerca todavía no tengo muy claro si me estás haciendo bien, obligándome a aceptar tus condiciones de amigo en las que yo gano muy poco y cada vez me pierdo más.

Yo no voy a poder iniciar una nueva relación, ni siquiera sanarme de todo esto hasta que no cierre el capítulo contigo, hasta que no estés en el pasado por completo, mientras tanto sufro mucho cuando me tratas como amiga mientras yo siento otras cosas.

Se que lo vas a comprender y quizás lo tomarás también como un mensaje de Dios en el que la prueba más grande amor hacia mi es dejarme libre y pensar en lo que necesito, no en lo que necesitas tú.

Te amo, y ese hasta ahora sigue siendo el problema.

domingo, setiembre 30, 2007

Entre lo urgente y lo importante

Es curioso cómo cada vez que escribo post “jodidos” siempre aparece alguna razón que retrasa o incluso evita su publicación. Hoy sucedió algo parecido. Había reflexionado mucho en la semana acerca de varias “patologías masculinas” con ejemplos prácticos, y hasta con la solidaridad del caso; pero mi estado de ánimo se encuentra menos conflictivo el día de hoy.

Sin proponérmelo, hablé con los gavilanes durante el fin de semana. En algunos casos coincidimos en una situación común, y en otros lo fabricamos.


Todo empezó el sábado a medio día. Había quedado con mi colega en que le regalaría un vino, por un free-lance gratuito que había hecho para mi trabajo como favor personal. Cuando se lo pedí, sabía que me iba a ayudar (porque es un chico buenísimo), pero tampoco me quería pasar de fresca. Entonces propuse el trueque.

Por una cuestión de horarios, lo que sería una salida nocturna en día de semana se convirtió en peliculita vespertina de sábado,. Lo que si no recuerdo es cómo se adelantó, porque yo estaba convencida de que sería el próximo sábado.

Me levanté super tarde, porque había tenido algunos compromisos la noche anterior, y me fui al supermercado. La compra fue graciosísima. Eligiendo el vino, obviamente los quesos. Por allí se me ocurrió tener tostaditas con patés. Hasta que miré mi canasta y dije “¡Un momento!”.

Sinceramente, cualquiera que miraba mi canastita podía alucinar una cena romántica de aquellas (yo lo hubiera hecho), y no era el caso. Lo curioso era que jamás en mi vida había hecho una compra de esa naturaleza para alguna situación similar. Creo que el hecho de jugar a la “compra romántica” me resultaba divertido. Pero decidí moderar mis símbolos para no tener problemas de “señales erróneas” y lo volví todo más sencillo.

Cerca de la hora, apareció el segundo stress ¿qué me pongo?

Tenía un cumpleaños después, pero podía regresar a mi casa a ponerme ropa de tono (“rica y apretadita” como dirían algunos). Estaba en buzo. Pero aparecerme así, también me parecía demasiado maleado. Ya muy poca importancia. Otra vez encontré el punto medio aristotélico con una chompita y una chaqueta que me podían servir para el cumpleaños en caso de emergencia (o sea, si tenía que irme de frente al cumpleaños – no sean mal pensados, jajaja).

Vimos una película linda. No tan emotiva, por lo que mi recientemente incrementada tendencia lacrimógena estuvo controlada. Fueron un vino feliz y quesos alegres. Historias desconocidas, a pesar de que nos conocemos años. Pero lo que más me llamó la atención fue su mascota. Tiene una gatita de cinco meses que me pareció de verdad encantadora. Creo que nos caímos bien, a pesar de que a mi los gatos no me convencen tanto (prefiero mil veces a los perritos- mientras más grandes, mejor).

Al terminar la película, supongo por efectos del vino, el asunto recién se puso caletamente “coquetón”, pero me salvó la campana. Llegó el hermano con un amigo y se acercaba el momento de mi partida. Larga despedida, pero todo tranqui.

Debía enrumbar al cumpleaños, pero debido a mi ubicación pude hacer una parada estratégica, y caí en casa de mi mejor amiga de colegio, cuyo hermano es aquel que fue mi soporte emocional durante mi ruptura con la rana. Conversamos un toque y creo que ya todo está tranquilo. Lo cual me dejó una buena sensación antes de enrumbar al siguiente compromiso.

El cumpleaños divertidísimo. A pesar de que no eran colegas expresamente, estaba con un grupo de humanistas y se sentía el mismo feeling. Historiadores, fotógrafos, periodistas, psicólogos. Creo que mi pata hubiera encajado muy bien en ese grupo. No se por qué no se me ocurrió invitarlo. Hubiera sido divertido.

Luego apareció el tercero: el chico de la terapia. Divertidísimo como siempre. A mi me llaman la atención los chicos “locos”, esos quemaditos con complicaciones subyacentes. Pero creo que esto fue más bien un caprichito temporal. En algún momento contaré la historia completa. Simplemente fue el hecho de “quiero que me hagas caso”, pero ayer no me importó.

Ahora estoy esperando al cuarto integrante: el chico que me pasea por su círculo social. Se supone que hoy nos inscribiremos en la carrera Nike y correremos juntos los cuchucientos kilómetros de la ruta.

Agitado el weekend ¿verdad?

viernes, setiembre 28, 2007

Mañana musical, como si nada

Hoy tuve que despertar temprano. Para ser sincera debía estar alistándome para ir a la oficina en el momento en el que empecé a escribir este post (soy publicista, para aquel al que no le había quedado claro y quiso preguntar).

Prendí la radio, en estación de música pachanguera, como hago todos los días que necesito/quiero salir pronto de la cama. Entonces encontré esa canción sobre la que escribí meses atrás y pensaba “tanto punche por las puras”. Pero lo más gracioso fue la canción que le siguió.

¿No les ha pasado que a veces sienten que el señor destino les dedica todas las canciones?

Bueno, me dio la impresión.

Esto es lo que yo llamo una cortavenas solapa. Me hizo reír un poco la coincidencia, pero la comparto con los que disfrutan su salsita cubana de cuando en vez, y con los que no también. Have fun! Buen fin de semana.

COMO SI NADA

Luché por tu querer, te di mi vida,
no se que voy hacer sin tus caricias,
sin este gran amor que me arrebata,
que me quitas, que me robas y que me mata.

Tal vez algún ladrón, algún farsante,
malgaste lo que yo supe enseñarte,
tal vez algún señor de mucha plata,
le ponga precio a nuestro amor como sin nada.

Como sin nada, alguna tarde, algunas noches de escapada,
ese amor que tantas veces me entregabas,
quedó olvidado en otra piel, mira así como sin nada
como si no importara nada,

Como sin nada,
me arrebataste el corazón con toda mi alma,
me lastimaste, te has llevado la esperanza,
mis ilusiones amor mío, como sin nada...

Y ahora, cómo me quitas
este amor como sin nada
como si no importara nada,

Luché por tu querer, te di todita mi vida,
no se que voy hacer, sin tus caricias estoy perdida,

Y ahora, cómo me quitas
este amor como sin nada,
como si no importara nada,

Hoy que me quitas tu cariño y me arrebatas este amor
es el pago que me das, como si no importara nada

Y ahora, cómo me quitas
este amor como sin nada
como si no importara nada... (BIS)

Yo que te enseñé de la vida todo lo bueno y lo malo,
ahora solo me has dejado adolorido y amargado,

Y ahora, cómo me quitas
este amor como sin nada,
como si no importara nada,

Y que excusa puedes darme si le fallaste a este amor
y mataste la esperanza que había en mi pobre corazón

Oye mami, ya tú sabes, te di de todo
solo te digo una cosa, así es la vida

domingo, setiembre 23, 2007

Mensaje para una rana

La ociosidad y la mala salud hicieron que la reina jugara con los sonidos de su celular. Ese celular que compré después de que me robaron en un café ventilado, cuando tu versión príncipe me llevó a buscar soluciones en la sede del orden. En cambio yo, me encontraba dispuesta a aplicar uno de mis primeras acciones para espantarte, pero te mantuviste firme.

Ese amanecer nos llevó a uno de nuestros lugares, al que no pude volver sino hasta mi primer día de silencio, y quizá sea la causa de que haya durado varios días más. Silencio que sin pensar me acercó un poco de nuevo. Por cierto, si fui feliz bajo esa luz verde, que quizá utilizaste para camuflar el tono de tu piel.

De pronto escuché ese sonido de palo de agua que me llevó la memoria a los amaneceres de un verano. Un verano maravilloso de playas, helados y apariciones inesperadas. Que empezó en el sur, de regreso con un salmón y no tengo muy claro donde terminó, tal vez en ese lugar del que nunca reconocí propiedad porque no era digno de nuestro reino.

Ese verano dónde empezó la historia de una zanahoria ajena, que pudo estar acompañada de una propia. Fue interesante decir por fin el motivo de mi principal preocupación. Tal vez nunca me sentí, o me hiciste sentir, parte del mismo cuento y ese fue el problema de todo.

Hoy nos veo con nuestros propios libros y no se que pensar, ni mucho menos que sentir. Solo me quedo con la atónita mirada llena de hubiera(mos) y me gustaría haber conseguido un boleto para ese lugar fundado en 1784 y haber probado si te conviertías nuevamente con otro beso.

Es cierto, las ranas tienen derecho a tener memorias, pero no sé si tanto como las reinas de las alturas.

jueves, setiembre 20, 2007

No quiero un novio… quiero un amor real

Hace días estoy con que quiero escribir “el último post” para terminar de cerrar mi historia, pero no puedo. Supongo que por el momento no podré etiquetar nada de “lo último”. Lo más cercano que escribí me sacó llagas de los dedos. Me dolió en una parte de mi alma que no sabía que existía. Así que el tiempo dirá qué cosa fue lo último. Yo no lo forzaré más.

Por su parte, las cosas “formales”, trabajo, estudio, viaje, siguen su camino y no me estresan. Sin embargo, como escribí hace mucho tiempo los hombres te huelen: aparecieron los gavilanes.


Aquellos que por su “accionar de manual” se diferenciaron de los amigos reales que me dieron el abrazo y la palamadita en la espalda de “echa pa´ lante”.

Un amigo que no veía hace tiempo misteriosamente ahora me lleva a todas las reuniones con sus amigos: los de la chamba, los de la universidad, los del colegio (eso fue un exceso!!!). Me cae super bien y me lleva a conocer a un montón de gente, pero ni con gimnasio, ni con rinoplastia :S

El otro, un ex que revolotea, siempre revolotea. Me gustaría poder mirarlo con el embobamiento de antaño, cuando lo sentía inalcanzable. Pero en el fondo somos muy parecidos y solo nos respetamos y admiramos bastante. Un amigo que ha estado muy cerca mío en los tiempos recientes y con el que no he sido la mejor de las amigas. En extremo comprensivo. Le debo una super disculpa, aunque diga que no.

Un asunto pendiente, que anda tan enredado como yo. En realidad, más. Es un cuerototote de atar. Mejor dejamos que su terapia psicoanalítica lo ayude un poco más. Igual, nos veremos pronto.

Y el más extraño, el amigo del grupo que en un principio era lejano y ahora me invita a salir para “engreírme”. Lo curioso es que reserva la coquetería para el privado. Igual su compañía es super. Si tuviera que pasar mi tiempo con alguien, creo que sería con el. Después de todo, ya somos amigos y tenemos harto en común.

Obviamente, no estoy para relaciones, aunque si para compañía. Sería muy cruel de mi parte ilusionar a alguien con cosas que no puedo ofrecer, o comprometerme a algo que por ahora no puedo. Demasiada auto-presión.

Sin embargo, pensaba en algunas cosas que me gustaría encontrar para cuando todo esto pase (y esto va a sonar a powerpoint meloso):

Que me quiera y que se deje querer.
Que me engría y se deje engreír.
Que me proteja y se deje proteger.
Que me apoye y deje que lo apoye.
Que me hable y me deje hablar.
Que me escuche y se haga escuchar.
Que me comprenda y se deje comprender.
Que me necesite y haga que yo lo necesite.
Que me aconseje y se deje aconsejar.
Que me “cuadre” y se deje “cuadrar”.
Que me cele y que se deje celar.
Que me extrañe y haga que lo extrañe.
Que me acompañe y se deje acompañar.

En pocas palabras, un amor de verdad. El resto son detalles.

sábado, setiembre 08, 2007

Yo confieso, he odiado

No me siento orgullosa, ni mucho menos gratificada; pero tengo que admitirlo públicamente.

Siempre me caracterizé por llevar las cosas con mucha diplomacia y entender con cierta calma las cosas que me sucedían (y vaya que sí me he dejado llevar con naturalidad por la corriente del caos!). No sé si porque me acostumbré a que las cosas no me importaran tanto o porque de verdad entendía y aceptaba las cosas que venían.

Como sea, mis frustraciones y disconformidades llegaban como máximo a una soberana rabieta, algunas veces con lágrimas de cólera y sensaciones de ahogo. Nunca me descargaba con nadie y menos con la causa (persona, situación, lo que sea) del asunto. Hasta que se me rompió el corazón y todo el trabajo de años en controlar mis reacciones y comportarme siempre a la altura de las circunstancias se fueron al desagüe (por lo menos con la rana).


Lamentablemente las personas, sobre todo las mujeres, tenemos esta facilidad para desarrollar amor - odio, nos aferramos a cosas que no pueden ser y nos torturamos sintiéndonos culpables. Eso a veces nos lleva a hacer cosas irracionales, que al fin y al cabo son muestra fehaciente de nuestra humanidad. Este correo fue escrito una madrugada de tantas, en las que no supe qué hacer con todo lo que sentía.

Precaución: leer y comentar con cuidado - corazón aún ligeramente sensible


Igual te "odio"

te "odio" por ser tan racional
te "odio" porque cada una de tus palabras últimamente simplemente me fulminan
te "odio" por decir que no funcionamos a pesar de que me quieres
te "odio" porque te quiero
te "odio" porque te extraño
te "odio" porque me importas
te "odio" porque no puedo verte sin querer decirte "amor"
te "odio" por negarme un beso
te "odio" porque salvar nuestra historia estuvo a una "disculpa" de distancia; pero no la dijiste, porque no la "entendiste"
te "odio" porque nunca pude regalarte la fiesta sorpresa que iba a planear con tu mejor amiga
te "odio" porque sigues incluyendo a "esa" en tu vida y me muero de la rabia
te "odio" porque sé que terminarás intentando salir con ella y entonces "tendré razón"

Pero no te preocupes, también me odio

me "odio" por quererte
me "odio" por preocuparme por tí
me "odio" por no poder entenderte
me "odio" porque te extraño
me "odio" porque no fui suficiente para que hicieras un esfuerzo (el que yo pedía a gritos silenciosos)
me "odio" por no poder sacarte de mi vida

jueves, agosto 30, 2007

El sol brillará mañana…

Dios te da y también te quita. La felicidad nunca es completa. Existe algo que se llama balance. Menos mal. Aunque ya ni sé.

Hace un mes se me ahogó el alma. A nivel personal, digamos que allí ando. No muero, pero tampoco vivo.

Misteriosamente varios “proyectos” empezaron a encaminarse de pronto, y aunque no puedo permanecer indiferente e ingrata con la vida, no sé si tomar esto como el balance o la “cachita”.

Para muestra siete botones:

1.- Mi tesis, que tiene casi tres años de concepciones y abortos, pudo tomar forma nuevamente al tener una aprobación de parte de una empresa para tomarlos como caso de estudio. A esto vino amarrada la decisión de ser informáticamente independiente, léase la nueva PC.

2.- Mi alocada y encantadora asesora, que antes no era y ahora si pudo ser, se encuentra manejando actualmente un par de cursos que me interesan mucho para dirigir prácticas en la universidad. Además que mi jefe dicta en otra universidad que también pone.

3.- Mi familia, la disfuncional, ha encontrado el cauce armónico después de tres años de locura. No sé si es un efecto temporal o no, pero el ambiente que se respira es casi como a flores del campo ¿me explico?

4.- Yo, la más debilucha e indisciplinada, me siento más fuerte. Como recién salida de un proceso de empowerment. He regresado a ciertas rutinas muy mías y (oh sorpresa!) están ligando.

5.- Mis finanzas, las irremediables finanzas que son un dolor de cabeza desde hace cinco años, encontraron una salida tan increíble como inesperada. Estaré limpia de polvo y paja mucho más rápido de lo que jamás imaginé.

6.- Los trámites internacionales también empezaron a tomar forma. Con un poco de paciencia, podríamos tener en mediano plazo, dos años tal vez, catarsis desde las Europas y muy bien acompañada felizmente.

7.- La última, y más sorprendente, fue el reconocimiento al esfuerzo chambístico, que no se había dado jamás (algunos recordarán por qué nació este blog). Llegaron aprobaciones de iniciativas propias, su auspicio y su ajuste $$$. Además que se vienen cositas interesantes y auspiciosas, con viajecitos y nuevas oportunidades.

No soy de las que se deja llevar por estas cosas. Por eso siento como si alguien me estuviera tratando de decir con ironía “mamacita: el mundo está compuesto de muchas más cosas que las emociones de la gente”. No lo niego, pero siempre me resistiré a “medir” mi vida en logros. No me imagino con miles de títulos, cargos de responsabilidad extrema y tanto dinero que no me permita disfrutar de mi familia (la que yo formaré). Creo que mi vida perdería mucho sentido.

Prefiero tomar toda esta sucesión de eventos como necesarios para algo más (personal obviamente). Como dicen los chinos “nada es bueno ni malo en si mismo, solo hay que sentarse a esperar”.



¿Cuánto te apuesto a que mañana sale el sol?

Por lo pronto, te apuesto que será el .

Blog Day 2007

sábado, agosto 18, 2007

Hasta los príncipes más encantadores se convierten en ranas

Hace mucho mucho tiempo, en un lugar muy lejano, me reencontré con un conocido de tiempos mucho más pasados. Salimos una vez, y si bien no me cayó mal, pensé dentro de mí que no me antojaría volver a salir con dicho sujeto. Sin embargo, una movida del destino hizo que quedemos nuevamente por un café y así empezamos a frecuentarnos.

Al principio, debo admitirlo, tomé la relación de la manera más light posible. A pesar de que era mi date exclusivo, preferí no comprarme el cuento de pajaritos y romances primaverales que duran toda la vida. Así pasaron los meses y yo seguía esperando que el fulano desapareciera. Finalmente, pensaba, así funciona el mundo: affairs vienen, affairs se van. Sin embargo, no sucedió entonces.

A los seis meses, gracias al comentario reflexivo de una amiga muy querida, caí en cuenta de que tenía una relación. Y bueno, empecé a tomarme las cosas más en serio. Sobretodo porque me sentía enamorada.

De hecho, para mi todo este rollo de los compromisos era complicado. Mi preocupación principal era que alguien adquiriera “obligaciones” conmigo porque lo había ofrecido así, porque un papel lo decía, porque el entorno lo esperaba, o por alguna cosa de esas; en lugar de hacerlo por cariño, porque le nacía, porque se sentía cómodo o porque sencillamente le daba la gana.

En cierto sentido, creo que los papeles, los “compromisos” y las “obligaciones” empiezan a deteriorar las relaciones y sobretodo hacen que los implicados se sientan más seguros de la presencia del otro, del cariño del otro e incluso de la felicidad del otro. Muy por el contrario, todas las relaciones deberían ser cultivadas en cada momento. Nadie está fijo para nadie, por mucho que queramos.

Una de las primeras muestras del inicio de la seriedad, fue que empezaron los problemas. Me sentí muy aliviada de abandonar esa “racha” de perfección que rodeaba nuestra relación. Una situación así solo reflejaba indiferencia de mi parte. La reflexión era: “¿por qué me voy a pelear con este tipo si no vamos a estar en seis meses? Mejor respiro, actúo como si nada hubiera pasado y llevamos la fiesta en paz”

Mi marinovio me parecía encantador: atento, divertido, comprensivo, interesante, culto y cariñoso. Aunque tenía algunos issues que no me fascinaban precisamente, podía vivir con ellos y hasta reírme de lo sacados de contexto que podían llegar a ser.
Finalmente, a mi me llaman la atención los chicos proactivos, inteligentes, con hartos proyectos, o los locos.

Me sentía feliz y afortunada. Disfrutaba como nunca los momentos a su lado. Cedí un montón. Intenté incorporar en mi vocabulario sinónimos de “relación”, “compromiso”, “planes”, “futuro”, “familia”, que meses atrás sencillamente me producían náuseas y mareos. Sentí que valía la pena el esfuerzo. Por primera vez en mi vida quería arriesgarme a construir algo con alguien. Y, de verdad, repito, me sentía feliz.

Veía frente a mí al hombre con el que probablemente podría fabricar un espacio nuestro. Donde mandaran nuestras reglas y nuestra forma de vivir. Sencillamente, me parecía maravilloso, idílico, de cuento de hadas. Me encontraba más que complacida con la idea. No podía creer que después de tanto patán, por fin llegara el príncipe azul, mi príncipe azul.

Sin embargo, había un detalle que no me terminaba de cuadrar. Era demasiado sociable. Pero más que real, era virtual. Tiene una facilidad para hacer amigos en Internet e incluirlos a su círculo habitual muy rápido. Yo soy un poco más reservada. No menos sociable, pero la gente que entra a mi rutina tiene que ser muy especial y forma parte de un grupo que no alcanza las siete personas y que suele ir rotando de acuerdo a las vueltas que da la vida.

El equilibrio inicial de: yo salgo con tus amigos, tú con los tuyos, sin malos entendidos, se rompió cuando durante un viaje que realicé, el jovencito salió con una chica que conoció por Internet. El asunto no habría levantado tanta alerta si es que cuando lo llamé casualmente durante su salida no dijo “amor”, ni le cambió el tono de voz, ni tuvo ninguna de las reacciones que solía tener cuando conversábamos. Poco después el señorito “olvidó” (o eso dijo) que teníamos “planeado” ver una película y no se le ocurrió mejor idea que ir a verla con la señorita en cuestión.

Mi paciencia se estiró (por esa enferma obsesión de ser una marinovia comprensiva). Una conversa medio aclaratoria, hizo que tolerara convivir con el asunto. Finalmente, la tipa era su amiga. Pero la tregua no duró mucho y se generó un break en el que el marinovio aprovechó para incluir sus motivos de tal manera que la balanza se inclinara a su favor. Al cabo de unos días, decidimos equilibrar las cosas y supuestamente cada uno pondría de su parte.

Pero la discusión por el mismo punto se daba a razón de una por semana. Porque la señorita le escribía dedicatorias y comentarios en internet y él veía peliculitas en su casa ¿perdón?

Lo que más me estresaba era la postura de la señorita. Es decir, si cualquier mujer se hace amiga por Internet de un tipo que declara abiertamente ser marinovio de alguien y lo frecuenta a razón de dos veces por semana, tiene dos opciones de pensamiento: o no entiende cómo funciona el mundo o lo hace a propósito.

Dado que, en medio de todo, el niño se aburre con la gente estúpida, gana la segunda opción. Aunque no se descarta la posibilidad de que le hayan vendido el cuento “a mi marinovia no le importa”. Entonces si podría ganar la primera opción. En fin.

El colmo de los colmos fue un fin de semana, cuando el jovencito se fue al teatro con ella (a una obra que íbamos a ver juntos, pero que durante el break vi con un amigo de toda la vida). Accedí por lo anterior con la condición de salir después de la función, hasta lo apunto en su agenda (también virtual). Entonces aproveché para salir con un amigo del trabajo a ver una peli mientras (finalmente no me iba a honguear en mi jato un sábado por la noche).

Llegada la hora aproximada en que lo vería, llamé y ¡oh sorpresa! No contestaba el celular. De hecho, no lo contestó durante casi una hora. Para entonces mi amigo ya había tenido que irse y yo me encontraba escuchando música en un bar.


Naturalmente estaba fúrica y sobretodo dolida, porque aunque el jure y rejure que no pasó nada, y suene completamente inverosímil le creo; no tuvo la delicadeza, ni la consideración de llamar o esperar mi llamada, o de coordinar una salida saludable, a fin de cuentas: de manifestarse. Lo peor de todo, ni siquiera se estaba dando cuenta de hacia dónde se estaba dirigiendo todo. Fue incapaz de ceder, de ver, o lo que sea. Y bueno, se acabó todo.

El episodio final fue solo una muestra de lo que se arrastraba hace tiempo. Sus prioridades eran otras y por más amor que le tuviera, primero estaba el amor hacia mi misma, que incluye una generosa dosis de autovaloración.

Ahora que las aguas están calmas queda la reflexión ¿no me quise dar cuenta de que no era? ¿parecía pero no era? o si era ¿regresó a su estado original?

¿opiniones?

domingo, agosto 12, 2007

Manifestaciones de un corazón roto

Poco tiempo antes de terminar con mi marinovio, tuvimos un break de días, que fueron para mí tan desastrosos que me hicieron pensar en una separación definitiva. No me equivoqué demasiado, esa llegaría al mes aprox.

Entonces, a pesar de que la situación estaba muy jodida, pensé que aún podía hacer algo para salvar la relación. Era consciente de que había un problema, pero en mi balance de positivos y negativos aún existía inclinación a favor.

El no estar para nada conforme con lo que estaba pasando me llevó a experimentar en un tiempo record de cuatro días, todas aquellas reacciones que nos pueden suceder a las mujeres en estos casos.


1.- Negación. Pocos minutos después de la dichosa “conversación” sencillamente no podía creerlo. Me encontraba en tal estado de shock que simplemente me quité el maquillaje y me eché a dormir.

2.-Bajón: A las 7am del día siguiente empezaron a retumbar entre sueños todas las palabras que dije y las pocas que le dejé decir. Veía pasar ante mis ojos como una película las principales escenas de esa noche. Casi sin conciencia, empezó el llanto incontrolable. No lloraba así desde que tenía 20 años, y si mal no recuerdo fue por el mismo motivo. Lo que no sabía era que la variable se mantendría fuerte por lo menos dos días más.

3.-Sensación de ofensa. Dado que no entendía cómo los motivos que me habían dado eran tan inconsistentes, para mí; me sentía realmente ofendida. No me cabía cómo EL hubiera sido capaz de hacerme eso a MI (¿les suena conocida?). Sobre todo, después de conocerme tanto y habernos querido tanto. Eso también me hacía llorar.

4.-Ira: Obviamente, la pena se convirtió rápidamente en cólera, y de la brava. No conforme con acumular bilis dentro de mí, decidí salpicársela. (no es lo mejor, pero a veces pasa)

5.-Reflexión y panel de opiniones: Entonces eché mano de mi mejor activo MIS AMIG@S, y sentí la tranquilidad de su opinión, la compañía de su apoyo. Sentir amor cuando crees que lo has perdido es muy importante.

6.- Calma: Algo de respiro. Ser adulto tiene sus ventajas. Se puede pensar en algún momento, y si bien la tristeza continúa te das cuenta de que la vida sigue, y sigue bien (prácticamente hablando).

7.- Ocupación de la mente. Pero pensar demasiado en eso tampoco es una solución, porque tortura. Entonces te llenas de proyectos y cosas extra. Todo lo que querías hacer.

8.- Ocupación del cuerpo. No solo hay que pensar, sino hacer. Entonces empiezas a llenar la agenda con todas aquellas cosas que pensabas hacer.

Lamentablemente, el listado anterior no está ordenado ni mucho menos. Se puede pasar a cualquiera de los numerales con criterio aleatorio. En mi caso, regresé con mi marinovio mientras atravesaba el punto cuatro. Lo increíble para mí fue cómo todo eso me pasó en cuatro días.

Hace poco vi “una novia errante” y, sinceramente, llegué a un estado de indignación tal durante su emisión que casi me voy de la sala (también por otros motivos, pero será motivo de otro post).

La protagonista se caracteriza por la inconsistencia del dolor. Luego de que el marinovio la terminara, plantara, humillara y demostrara con creces que no quería una relación, o por lo menos no con ella; ella guardaba la esperanza de que recapacitara y lo llamaba, a veces con ganas de arreglar las cosas, otras echándose la culpa, otras haciendo el esfuerzo por ser “la comprensiva”, otras pidiendo disculpas, etc; todo con su salpicadita de insultos, berrinches y demás.

Me escupió en la cara todo lo que estuve muy muy cerca de hacer y, obviamente, no me interesa en absoluto. Aunque en realidad entonces yo me quedé más con la última actitud.

El dolor hace muchas cosas en las mujeres, pero sería bueno que nos diéramos cuenta que no nos puede hacer perder la dignidad. Por mucho que amemos, merecemos que nos amen igual; y si vemos que no es así, es mejor tomar distancia.